domingo, 14 de marzo de 2010

Gladiadores, vivir para la muerte (Ana González)

El tema que he elegido para mi artículo trata sobre los ídolos de Roma, los gladiadores. Todavía hoy nos seguimos asombrando ante una práctica que, para muchos, resulta cruel, pero que se convirtió en un poderoso atractivo para la civilización romana.



El origen de los combates

El origen de las luchas de los gladiadores se encontraría en las antiguas costumbres funerarias del sacrificio humano de los etruscos. Estos sacrificios se hacían sobre la tumba de algún héroe fallecido, ya que se creía que la sangre vertida podría devolver la vida al difunto. El primer espectáculo de gladiadores tuvo lugar en Roma en el 264 a.C., con motivo del funeral de Junio Bruto Pera, en el que combatieron varias parejas de esclavos.

¿De dónde procedían los gladiadores?

La procedencia de los gladiadores era muy diversa, podían ser prisioneros de guerra, esclavos, condenados a muerte, e incluso hombres libres que se dedicaban voluntariamente a este oficio, considerado infamante.

En raras ocasiones hubo mujeres que lucharon como gladiadoras, que iban fuertemente armadas, al igual que los hombres, pero llevaban el pecho al descubierto y no llevaban casco, para dejar claro cual era su sexo.


Las gladiadoras Amazon y Achillia, en un relieve del siglo I d.C. que actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres.

Existían diferentes categorías de gladiadores que se diferenciaban por el tipo de arma que utilizaban y su manera de combatir. Algunos de los más populares eran los samnitas, los mirmillones, los tracios, los equites

El combate

En cuanto al lugar donde se realizaban los combates, en un principio se llevaron a cabo en el foro, mas tarde en el circo, después en anfiteatros de madera, y finalmente, en los de piedra, que llegaron a alcanzar un tamaño tan considerable como el del Coliseo.


El Coliseo, en Roma, terminado por Tito en el 80 d.C. y con una capacidad para 50.000 espectadores, fue escenario de innumerables combates de gladiadores.


Fotografía del interior del Coliseo, donde se pueden ver los pasadizos inferiores, dedicados a los gladiadores y a las fieras. Encima, se encontraba la arena, donde se desarrollaban los combates.

El programa diario de los anfiteatros solía ser el siguiente:
Por la mañana, se ofrecían cacerías de animales salvajes, las venationes; a mediodía, se procedía a la ejecución de criminales, y la tarde se dedicaba a las luchas de gladiadores, que podía abarcar unos 20 o 25 combates.

Antes de un gran combate, algunos gladiadores hacían ofrendas a Némesis, diosa de la fortuna y la venganza. Al final de un combate, el destino de un gladiador derrotado dependía del público y del organizador. Si la decisión era la muerte, el público esperaba que el gladiador la afrontase con dignidad y valor.
El vencedor, en cambio, recibía la palma de la victoria y daba la vuelta a la arena, agitándola. Además, podía ser recompensado con plata, oro y otros regalos. En algunas ocasiones, se le entregaba una espada de madera, rudis, que significaba su retiro definitivo y la libertad.

Honor y riqueza

Así pues, la mayoría de los gladiadores tenía algo que ganar. Los prisioneros, los esclavos y los condenados a muerte, tenían posibilidades de alcanzar la libertad, una muerte rápida que les librara del suplicio de una muerte lenta e incluso la riqueza, pero todo dependía de su propia habilidad de supervivencia. Por eso, antes de su gran combate, eran conscientes de que salían a la arena a morir con honor.

Tráiler de la película Gladiator

"Lo que hacemos en la vida, tendrá su eco en la eternidad..."


Vida y muerte en Roma, un documental sobre la vida de los gladiadores en los circos romanos.