martes, 7 de diciembre de 2010

IN OLOREM CONVERSUS

Copia de Leonardo da Vinci
Para repasar los textos de Higino os propuse un recorrido en el que a sus palabras le acompañaban imágenes de los mitos que nos contaba. A todas nos impresionó de manera especial el cuadro escogido para acompañar el mito de Júpiter y Némesis. En efecto, Higino recoge la versión según la cual Júpiter, queriendo burlar el rechazo de Némesis, se transformó en cisne (in olorem conversus) y se  refugió en el regazo de la joven, consiguiendo de esa manera su propósito. Según esta versión, de esta unión nació un huevo ( ovum procreavit) que más tarde incubaría Leda y del que nacería Helena. Pero el mismo Higino apunta la versión más conocida: Alii autem cum Leda Iovem concubuisse in olorem conversum dixerunt. Y como Leda yació esa misma noche con su esposo Tindáreo, pasado el tiempo, de ella nacieron dos huevos y de cada huevo, dos gemelos: Pólux y Helena, hijos de Júpiter, y Cástor y Clitemnestra, hijos del esposo mortal. Aquí vemos a la "feliz familia" pintada por Leonardo Da Vinci, pero es sólo una estupenda copia, pues el original desapareció, como ¡oh casualidad, oh fatalidad!, le ocurrió a nuestro cuadro. La realidad es que la imagen de la joven desnuda dejándose seducir por un cisne blanco ha sido reproducida por innumerables artistas, pintores o escultores, desde la antigüedad hasta nuestros días. También ha sido inspiración para poetas: aquí queda el que escribió el irlandés W.B. Yeats:
Una ráfaga súbita: las magnas alas desplegadas
sobre la doncella vacilante, los muslos acariciados
por las negras palmas, en el cuello el pico preso;
indefensa y sujeta pecho contra pecho.
¿Cómo pueden esos frágiles dedos aterrados
defender los mansos muslos de la gloria alada?
Y ante ese blanco torrente, un cuerpo así tendido,
¿qué hace salvo sentir el palpitar desconocido?
Un espasmo en la entrepierna concibe
el muro caído, el techo y la torre ardiendo,
a Agamenón y su muerte.
Tan impotente,
tan rendida ante el brutal hijo del aire,
¿unió ella al recibirlos el saber y el poder
antes de que el indiferente pico la dejara caer?
No es el momento para ponernos exhaustivos, sólo os dejo un par de ejemplos: un relieve griego del siglo II a.C., en el que, al parecer, se inspiró Yeats, y la obra simbolista del francés Gustav Moreau, del siglo XIX.



Pero volvamos al nuestro, a nuestra Leda, a la Leda de Miguel Ángel, o mejor, a la copia de la Leda de Miguel Ángel. En efecto, también esta obra se perdió, parece que en una hoguera en la corte francesa del siglo XVII. Pero antes muchos otros artistas tuvieron ocasión de admirarla e imitarla, como parece el caso de Francesco Brina, italiano del s:XVI, a quien se atribuye nuestra joyita.

Leda y el cisne. National Gallery (Londres)

Pero no es esta magnífica copia lo único que nos queda de la obra de Miguel Ángel: tenemos un estudio para  la cabeza de Leda:


Y en alguna de sus esculturas se hace evidente el mismo cuerpo desnudo, en idéntica posición, aunque utilizado para otro motivo diferente, como la escultura que representa la Noche, realizada para la tumba del hermano de Lorenzo el Magnífico, y que hoy podemos ver en las Capillas Mediceas en Florencia


En muchas de las representaciones del mito prima el aspecto sensual y carnal de la historia. Pero el cisne es un animal cargado de simbolismo en numerosas culturas, desde la India a Siberia, símbolo de luz, pureza e iniciación, y en la antigua Grecia, de la fuerza procreadora masculina. Incluso el arte cristiano retomó este motivo amoroso para representar la bajada del Espíritu Santo sobre la Virgen María: en la puerta de la basílica de San Pedro están esculpidos Leda y el Cisne. El cuadro de Moreau, sin duda, puede leerse desde esta perspectiva.
Para terminar, os propongo leer el final del texto de Higino, el catasterismo propiamente dicho: Ipse autem avolavit, et quod ab hominibus alte volans caelo videbatur, inter sidera dictus est esse constitutus. Así se explica el origen de la constelación de Cygnus, también conocida como la Cruz del Norte, que atraviesa la Vía Láctea.
Como veis, una vez más los textos nos abren inesperadas puertas que siempre merece la pena traspasar.

viernes, 5 de noviembre de 2010

HIJOS DE EQUIDNA Y TIFÓN

 Hace días fue Higino quien, con su sospechoso Bosphorum, nos dio la oportunidad de adentrarnos en el  mar Negro, siguiendo a la enloquecida Ío. Hoy quiero servirme de Apolodoro para presentaros a una familia de lo más terrorífica. Traduciendo el texto sobre el décimo trabajo de Heracles, el que le trajo a las costas de la actual Cádiz en busca de los bueyes de Gerión, hemos conocido a ese misterioso κυων δικεφαλος , el perro de dos cabezas que vigilaba el rebaño y al que Heracles tuvo que matar para apoderarse de los bueyes. Apolodoro nos dice que era hijo de Tifón y Equidna, lo que le hace hermano de otro temible can, más famoso que Ortro, ¿adivináis de quién se trata? Cerbero, claro, quien, no con dos, sino con tres cabezas y cola de serpiente, tenía la misión de vigilar la entrada de los infiernos para impedir la salida a los muertos y la entrada a los vivos. Aquí tenemos una imagen de cada uno, aunque Ortro no da mucho miedo, la verdad.
  Pero estos dos perros monstruosos no son los únicos hermanos con quienes se enfrentó Heracles, el héroe matador de monstruos por excelencia. También la Hidra de Lerna pertenece a esta singular familia, hija, como los anteriores, de Tifón y Equidna. Sí, la Hidra, esa serpiente de nueve cabezas que se regeneraban continuamente al ser cortadas. Con ayuda de su sobrino Yolao, que quemaba cada vez con tizones la herida para impedir que la carne se regenerase, Heracles consiguió acabar con ella.
Y a la vista de tan peculiar descendencia, nos entra la curiosidad por saber más de esos prolíficos progenitores. ¿Quiénes eran Tifón y Equidna?   
                                                                                         .
Tifón, el padre, era un ser gigantesco y aterrador: su cabeza rozaba las estrellas y con sus brazos extendidos, cuyos dedos remataban cabezas de dragones, podía tocar a la vez Oriente y Occidente. Sus ojos lanzaban llamas y horribles víboras ceñían la parte inferior de su cuerpo alado. Sobre su origen hay varias leyendas: o bien es el hijo menor de Gea, o bien lo engendró Hera solita, sin ayuda masculina; luego se lo entregó a otro ser monstruoso, a la serpiente Pitón (sí, a la que mató Apolo para apoderarse del oráculo de Delfos), para que lo criase. Fuera como fuera, lo cierto es que Tifón atacó a los dioses y Zeus, tras una larga persecución, consiguió aplastarlo arrojándole encima el monte Etna, de donde salen a veces todavía las llamas y los rugidos del monstruo prisionero.         

Y si en esta imagen no parece tan terrible mirad en cambio a qué devastador fenómeno meteorológico ha dejado su nombre, a un ciclón propio de las costas de Asia, como el que asoló Filipinas hace unas semanas



¿Y Equidna, la madre?, pues tampoco era ningún angelito. Equidna, la víbora, tenía un cuerpo de mujer terminado en cola de serpiente en lugar de piernas. Según alguna tradición, vivía en el Peloponeso, y tenía la fea costumbre de andar por ahí devorando viandantes; quien se encargó de darle muerte fue, ni más ni menos, que Argo de los Cien Ojos.
Ya hemos hablado de 3 de los hijos que tuvieron este par de monstruos, pero aún queda un cuarto hermano, hermana, mejor dicho. Se trata de la Quimera, animal con parte de león, parte de serpiente y parte de cabra, que despedía llamas por la boca, y a quien quitó de en medio el héroe Belerofonte a lomos de su caballo Pegaso: puso un trozo de plomo en la punta de su lanza, al calor de las llamas que despedía la Quimera el plomo se derritió y mató a la bestia
Pero aquí no acaba la saga, ya que la madre, Equidna, en un momento dado se unió a su propio hijo Ortro y de ellos nacieron dos viejos conocidos: el león de Nemea, a quien mató Heracles en su primer trabajo y con cuya piel se cubrió a partir de entonces, y la Esfinge, el monstruo con rostro de mujer, pecho, patas y cola de león y alas, como un ave de rapiña, que devoraba a los incautos que pasaban por Tebas y no sabían responder al enigma que les planteaba; hasta que llegó Edipo, claro.
Como veis, una larga tradición familiar de seres fantásticos, enemigos ideales en los relatos mitológicos, que dan más valor al coraje, la fuerza o la astucia de determinados héroes. Y comprobamos que en muchos de estos seres aparece la serpiente como elemento recurrente: algunos son verdaderas serpientes, como Equidna o la Hidra; otros tienen atributos serpentinos en alguna parte de su cuerpo. La serpiente, el animal que simboliza mejor que ningún otro las fuerzas telúricas, las que provienen del interior de la tierra por la que se arrastra. Y así, el simbolismo de la serpiente tiene una doble cara: por un lado representa los poderes benéficos de la tierra y garantiza la fecundidad. Es un animal al que se asocian virtudes sanadoras, ligado a la salud y la vida, y como tal es atributo de Apolo y Asclepio, dios de la medicina. Pero también aparece ligado a la muerte y a las fuerzas maléficas, siendo este el aspecto que se impuso en el imaginario colectivo occidental.

domingo, 24 de octubre de 2010

LOS BÓSFOROS DE IO

 Traduciendo el texto de Higino sobre la desdichada Io, nos topamos con una dificultad: el término Bosphorum, aparentemente en acusativo, no encaja con la sintaxis de la frase, cuyo verbo es pasivo. Pensamos que tenía que haber algún error, y así comenzó la búsqueda que, una vez más, nos hace un poco menos ignorantes.Y es que lo que nos parece un acusativo es en realidad un genitivo plural.
El término es griego en su origen: Βοσπορος , literalmente, "paso para una vaca". Siempre lo asociamos al estrecho que separa Europa de Asia, el conocido estrecho de Estambul que une el mar de Mármara con el mar Negro (mirad el mapa superior). Pero en realidad este es sólo uno de los dos estrechos que reciben de manera especial el nombre de Bósforo. Este es el Bósforo Tracio, pues así se llamaba la región que se extendía desde Macedonia hasta el mar Negro(sombreada en el segundo mapa). Pero no fue este el único paso que atravesó Io en su enloquecida huída del tábano. Como nos dice Higino: in Scythiam tranavit, es decir, que nadó hacia Escitia, una región euroasiática que se extendía desde el norte del mar Negro hasta el sur de los montes Urales. Y para llegar hasta allí, atravesó otro estrecho, el Bósforo Cimerio, que actualmente es conocido como estrecho de Kerch, perteneciente a Ucrania, y que conecta el mar Negro con el mar de Azov. Luego no un Bósforo, sino dos, no un acusativo singular, sino un genitivo plural. ¿Cómo? O bien una forma sincopada, para evitar la cacofonía Bosphororum, o bien la forma arcaica del genitivo plural de la 2ª declinación: -um, que a su vez deriva de *-om (pensad en el griego -ων ).
Y, por lo tanto, unde Bosphorum fines sunt dictae: "de ahí que se llamaron territorios de los Bósforos"

Y tras explicaciones tan áridas y tras tantos mapas, os dejo un par de imágenes relajantes: una foto actual del estrecho de Estambul,


y una bonita vista del estrecho de Kerch. ¡Sí que nadó la pobre Io!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LOS ETRUSCOS, ESOS GRANDES DESCONOCIDOS

En estos primeros días de clase ha salido a nuestro encuentro un antiguo pueblo del que muchos no habíais oído hablar: los etruscos, que habitaron parte de la península itálica y cuyo alfabeto adoptaron los romanos para escribir la lengua que empezamos a aprender, el latín.

No es mala idea averigüar algo más sobre ellos y sobre la influencia que su avanzada cultura tuvo en la civilización romana. Lo primero será situarlos en el tiempo y en el espacio. Aquí tenemos un mapa que nos muestra el territorio que ocupaban: al norte de Roma, en gran parte lo que actualmente es la región italiana de la Toscana, y siendo el río Tíber su límite natural.

Sabemos que su civilización floreció entre el siglo X y el siglo VIII a.C., es decir, antes de la legendaria fundación de Roma (753 a.C.), alcanzando su máximo esplendor entre el 600 y el 400 a.C., y aunque los eruditos no se ponen de acuerdo sobre su origen, la idea más aceptada actualmente es que eran un pueblo autóctono de la península itálica con fuerte influencia de pueblos orientales, recibida a través de los fenicios y del mundo griego. Gran parte del misterio que rodea a los etruscos se debe al hecho de que su lengua sigue aún sin ser descifrada: podemos leerla (recordad que los etruscos tomaron el alfabeto de los griegos), pero no entenderla. La mayoría de los testimonios de esta lengua son epigráficos, es decir, escritos en soporte duro (piedra, metal). No estaría de más echar un vistazo a la entrada que dedicamos al tema de la epigrafía en este blog el 19 de enero: SCRIPTA MANENT.

Como muestra, aquí tenemos una imagen del "Hígado de Piacenza"una pieza de bronce que representa las distintas partes en que se dividía el hígado del animal que los sacerdotes iban a examinar para averigüar la voluntad de los dioses. Los sacerdotes examinaban el hígado como símbolo del cielo, luego este mapa sería su representación del cielo, dividido en compartimentos, con los nombres de cada dios. Y es que el mundo religioso de los etruscos, del que la religión romana tomó tantos aspectos, es otro de sus grandes atractivos. Un mundo en el que se mezclan los dioses y sus mitos con la superstición y las prácticas rituales de carácter mágico. Junto a la práctica adivinatoria a través del estudio de las entrañas de los animales sacrificados, de la que nos habla el hígado de Piacenza, y que era conocida como haruspicina, los etruscos también estudiaban el vuelo de las aves con fines adivinatorios. Roma adoptó ambas, y así los harúspices y los augures eran los sacerdotes encargados de interpretar las señales divinas según estas disciplinas etruscas.
Otros aspectos, como el arte, la arquitectura, la ingeniería, la organización política y social, el comercio o la navegación, nos hablan de una cultura rica y sofisticada, que en cierto modo constituye una conexión entre Grecia y Roma, entre Oriente y Occidente. La civilización de unos hombres que sabían entregarse a los placeres de la vida, al menos así los han retratado los escritores romanos que nos hablan de ellos. Les llamaba la atención, sobre todo, el papel de la mujer estrusca en la sociedad, pues lejos de permanecer relegadas en un segundo plano, como las mujeres griegas y romanas, tomaban parte activa de la vida pública y disfrutaban de amplias libertades y derechos, ocupando lugares de importancia y compartiendo con los hombres un espacio en la sociedad. Algunos estudiosos hablan incluso de una sociedad con rasgos de ginecocracia (bonita palabra de origen griego con la misma raíz que ginecólogo o misógino).

Es en las tumbas, y en general en el mundo funerario, donde encontramos los testimonios más espectaculares del arte etrusco. Así que acabaremos esta entrada disfrutando con imágenes de pintura y escultura etruscas: una escena de danza que decora el interior de una tumba, y la conocidísima "Loba capitolina", escultura en bronce que es ya el símbolo de Roma, aunque los dos gemelos, Rómulo y Remo, fueron añadidos unos 20 siglos más tarde.

domingo, 25 de julio de 2010

ARTEMISIA II DE CARIA

Sin salir de la "National Gallery" encontramos este pequeño cuadro de Mantegna (pintor italiano del s. XV). La obra, que en realidad forma parte de un díptico, está realizada de manera que parezca un bajorrelieve. El título es sólo descriptivo: "Mujer bebiendo". Sí, pero ¿quién es esa mujer y qué es lo que está bebiendo? La información que acompaña al cuadro nos sugiere dos posibilidades: o Sofonisba, hija del general cartaginés Asdrúbal, mujer tan especial, al parecer, que Masinisa, rey númida, decidió ayudarla para que no sufriera la humillación de ser prisionera de los romanos: le ofreció una copa con veneno que ella bebió sin dudar.
Me gusta más, sin embargo, la segunda opción: se trataría de Artemisia II de Caria, región al sur de la actual Turquía, que en el siglo IV a.C. era una satrapía o provincia del imperio persa (mirad el mapa)Artemisia se casó con su hermano Mausolo, que desde el año 377 a.C. era el sátrapa o gobernador de Caria. A la muerte del marido y hermano ella asumió el gobierno de la región durante los dos años que le sobrevivió. Si es esta la mujer que pintó Mantegna, la copa que se lleva a los labios contiene las cenizas de su esposo, que, mezcladas con vino, bebió hasta su muerte: tal fue el dolor que en ella provocó su pérdida. De alguna manera quiso convertirse en el sepulcro viviente del ser amado.

Pero no fue el cuerpo de su esposa el único sepulcro de Mausolo: Artemisia encargó a los mejores escultores y arquitectos de la época que construyeran un monumento funerario en honor a su marido: lo que conocemos como el Mausoleo de Halicarnaso, una de las Siete Maravillas del Mundo. Y así, del nombre propio del sátrapa de Caria, deriva el de los comunes mausoleos: suntuosos monumentos funerarios.
Y suntuoso debió de ser, a juzgar por las noticias que de él nos quedan (desapareció en un terremoto a principios del s. XV) : una estructura rectangular en mármol blanco; sobre ella, más de cien columnas jónicas que soportaban una pirámide escalonada. Rematando el conjunto, una colosal cuádriga, probablemente con las efigies de Artemisia y Mausolo. Arriba tenéis una imagen de lo que pudo ser.

Hoy en el lugar sólo quedan ruinas, pero para admirar los pocos restos que sobrevivieron al terremoto y al posterior saqueo, nos basta con abandonar la "National Gallery" y encaminarnos al "British Museum", donde, entre infinidad de valiosos vestigios de las antiguas civilizaciones, conservan fragmentos de uno de los colosales caballos que tiraban de la cuádriga.

Y las preguntas siguen: si la nuestra es Artemisia II, ¿quién fue Artemisia I? Averigüarlo os ayudará a entender que las mujeres no siempre estuvieron ocultas en las sombras de la Historia.

Imposible cerrar esta entrada sin dejar uno de los más hermosos dibujos que hasta hoy se podían ver en el "British Museum" (exposición temporal de Dibujos de los Maestros del Renacimiento italiano). El rostro de otra mujer que salió de la mano de Leonardo. Sobran las palabras.

viernes, 23 de julio de 2010

DE MITOS POR LONDRES

Cualquier ocasión y lugar son propicios para recordar leyendas conocidas o para conocer otras nuevas. Y así, recorriendo un domingo de julio las salas de la "National Gallery" ( foto a la izquierda), a nuestro encuentro vinieron dioses y diosas, héroes y sátiros, monstruos y ninfas. Algunos mostrándose sin pudor como viejos amigos, otros ocultos bajo sabias pinceladas, buscando la complicidad de quien los contemplaba. De Tintoretto a Luca Giordano, del inglés Turner al francés Claude: en sus obras están los personajes y las escenas de los mitos tantas veces contados desde la antigüedad.

Aquí quedan sólo algunos: los que me atraparon con su luz, o sus sombras, con una mirada o un gesto.

El primero fue Turner, londinense del s. XIX, considerado "el pintor de la luz", y sin duda el pintor británico por excelencia. Este óleo, "Ulises burlando a Polifemo" , impecable en su técnica, atrapa el momento en el que Ulises y sus compañeros se alejan de Sicilia tras haber escapado, gracias a la astucia del rey de Ítaca, de la brutalidad del cíclope hijo de Poseidón. El gigante se adivina en las sombras, sobre las montañas a la izquierda, seguramente oyendo unas palabras que no olvidará: "Si alguna vez alguien te pregunta quién te dejó ciego, dile que fue Ulises, rey de Ítaca". En el centro la nave del héroe, y a la derecha, en el horizonte, el Sol comienza su cotidiana carrera, tirado por unos caballos que apenas se intuyen.

El hijo del Sol, el joven e imprudente Faetón, quiso conducir por un día el carro y los caballos de su padre. Pero, como seguro que recordáis, desoyó los consejos paternos, y en su loca carrera por el cielo perdió el control del carro: al acercarse demasiado a la tierra dicen que convirtió en desierto la mayor parte de África e hizo que se volviera negra la piel de los etíopes. Ante tamaño desastre, Júpiter se vio obligado a lanzar un rayo para detener los caballos. El joven auriga cayó y se ahogó en el río Eridano (el actual Po). Es el momento que nos ofrece el pintor barroco alemán Johann Liss (s. XVII) en su cuadro "La caída de Faetón": el joven Faetón se precipita envuelto en una nube de fuego ante la mirada de pánico de sus hermanas y del propio río que lo acogerá, representado como un anciano.


A la misma época pertenece otro pintor barroco, en este caso italiano: Luca Giordano, que pasó diez años en España, dejando frescos en el Monasterio de El Escorial y en otros lugares de la capital. De él queda aquí "Perseo petrificando a Fineo y sus secuaces". En efecto, tras conseguir la cabeza de la gorgona Medusa, sabemos que el héroe rescató a la joven Andrómeda de ser devorada por un monstruo marino. Pero a la boda entre Perseo y Andrómeda se oponía Fineo, tío y prometido de la hermosa joven. Por lo que a Perseo no le quedó más remedio que, en medio del banquete nupcial, sacar la cabeza de Medusa, que aún conservaba su poder petrificador, y deshacerse de su contrincante y cuantos le ayudaban. ¿Veis el color de la piedra que ya van adquiriendo quienes no han podido escapar a tan terrorífica mirada?Casi un siglo antes, Tintoretto, probablemente el último gran pintor del Renacimiento italiano, nos desveló con gran vehemencia "El origen de la Vía Láctea". El mito lo conocemos: Júpiter deseaba la inmortalidad para su hijo más especial: Hércules. Así pues hizo que Mercurio lo acercara al seno de la tantas veces burlada y traicionada esposa Juno. Pero la diosa despertó inesperadamente y la leche brotó de su pecho, creando el camino de estrellas que conocemos como la Vía Láctea. Júpiter aparece en segundo plano, en forma de águila, con el rayo entre las garras; el pavo real acompaña siempre a la diosa Juno (recordad la leyenda de Argos, el de los cien ojos). Y aunque poco se ve en la imagen, del pecho derecho de Juno brota otro chorro de leche, del que sobre la tierra nacerán lirios.

Dos pintores franceses nos hablan desde las salas de la "National Gallery" del mito de Eros y Psique. Para recordarlo mejor, os aconsejo que leáis la entrada que hizo Ana Mª Sánchez sobre esta cautivadora leyenda. Al siglo XVIII pertenece Fragonard, olvidado por la crítica durante un tiempo. "Psique enseñando a sus hermanas los regalos de Cupido", cuadro cargado de voluptuosidad, como muchas otras del mismo pintor, refleja el momento en el que la bellísima Psique, figura central, llena de luz y perfectamente perfilada, enseña a sus envidiosas hermanas los regalos que le ha hecho su marido, de cuya compañía sólo podía disfrutar en las sombras de la noche. Sus hermanas, a quienes corroe la envidia, la acabarán convenciendo para que descubra el rostro del amado. El final, trágico, como es de esperar cuando los mortales ignoran las advertencias de los dioses.
Pero antes de hacer caso a sus hermanas parece que Psique tuvo un momento para dudar del malévolo consejo . Así la vemos en este cuadro que pintó un siglo más tarde otro francés, Claude Lorrain, maestro en matizar la luz para reflejar las distintas horas del día y que recurrió en infinidad de sus obras a escenas mitológicas. "Paisaje con Psique en el exterior del palacio de Cupido" nos permite contemplar a la bella joven pensativa y solitaria, con el castillo de Cupido recortándose en el horizonte. Sabemos que al final Eros la perdonó y consiguió para ella la inmortalidad.

El mismo Eros, podíamos pensar, que no muy lejos de la "National Gallery", parece dispuesto a disparar sus flechas sobre cualquiera de los miles de turistas que nos sentamos a descansar en la popular fuente de Piccadilly Circus . O tal vez no se trate de Eros, sino de su hermano Anteros, que castiga a los que desdeñan y no corresponden al amor de otros. ¡Mucho cuidado con los dioses!



miércoles, 2 de junio de 2010

Apolo y Dafne ( Cristina Hermosa Latín 4º )

Os voy a contar el mito de Apolo y Dafne, que trata de un amor no correspondido.

Dafne, era una náyade, hija de Peneo (río que atraviesa Tesalia). Era una joven muy guapa, que se hacía destacar entre las demás. Y Apolo era hermano de Ártemis, e hijos de la titánide Leto y del dios Zeus. Apolo protagonizó la lucha entre él y una serpiente, Pitón. En realidad era como un dragón horroroso. Pero su padre le regañó, aunque Apolo seguía estando orgulloso de su hazaña.

Empiezan los problemas. Un día Apolo vió a un chico, pequeñajo, con un arco y unas flechas. Era Eros, el Cupido latino. Era el dios del amor, hijo de Afrodita, y estaba representado en figura de niño, con alas, arco y flechas. Apolo se empezó a meter con él, más bien con su tamaño. Entonces Eros, se enfadó y le amenazó, diciéndole que ya conocería su poder. Eros subió a lo alto de un monte, y lanzó una flecha de amor eterno a Apolo, y una de odio a Dafne.

Un día Apolo, intentando cazar un ciervo, fue a buscar una fuente, que era donde solían estar. Entonces se encontró bañándose en la fuente, a Dafne y sus amigas, que era su lugar favorito.

Desde ese momento, Apolo, se enamoró de Dafne. Pero Dafne no le quería ni ver, por eso ella se quedaba los dias y las noches metida en su "gruta".

Pero un buen día, Dafne salió al bosque, y también Apolo. Allí fue cuando se encontraron. Y Dafne salió corriendo, porque ella no le amaba. Mientras corría, llamó a su padre, Peneo, y le dijo que la convirtiera en un laurel. Y así fue. Sus manos se convirtieron en las ramas y sus pies en las raíces.
"Apolo y Dafne" Escultura de Bernini.

Acteón y Diana ( Sandra Villegas, Latín 4º )

Os voy a hablar del mito de Diana y Acteón. Acteón fue educado por el centauro Quirón, que le enseñó todo sobre la caza. Pero Diana, que era la diosa de los bosques y la caza, comenzó a sentir celos porque le sentía como un rival.

Un día por la mañana Acteón salió de caza con su jauría, y se despistó de los perros, y de repente escuchó un ruido detrás de unos arbustos. Y fue a ver qué era lo que pasaba: se sorprendió al ver a una mujer desnuda bañándose en el río. Impresionado por su belleza se cayó de espaldas, intentó ponerse en pie pero solo podía hacerlo a cuatro patas. Se miró las manos, y eran pezuñas. Horrorizado se echó las manos a la cabeza y notó un hocico prominente y peludo, en un intento de gritar le salió un horrible berrido que asustó a sus perros. Salió corriendo y fue hacia el rio donde se encontró su reflejo de ciervo. Los perros corrieron tras él, intentó gritarles: ¡ Soy vuestro amo, soy vuestro amo! Pronto le alcanzaron y notaba cómo le iban clavabando en el lomo, la cabeza y las piernas, sus feroces dientes. Un afilado colmillo le atravesó la yugular y perdió en sentido. Al tiempo, los perros murieron de fatiga y hambre en un intentó inútil de encontrar a su amo, a quien sin darse cuenta habían devorado. Os preguntaréis que quién era la bañista y por qué Acteón se convirtió en ciervo. La bañista era la Diosa Ártemis y al verse descubierta por un mortal lo castigó desfigurándolo en ciervo. Porque ningún humano puede ver a un dios y seguir viviendo.

lunes, 31 de mayo de 2010

Apolo y Jacinto (David Fontela Latín 4º)

En esta entrada os voy a contar el mito de los amores entre Apolo y Jacinto.
Jacinto era un héroe divino proveniente de Esparta. Segun la historia Jacinto era un joven del que el dios Apolo estaba profundamente enamorado, dada su gran hermosura.
Hay varias versiones de esta historia pero os voy a contar solamente una, la version de Céfiro, presentado en esta imagen con alas de mariposa

La gran belleza del muchacho provocó que Céfiro tambien se enamorara de él.Con grandes celos de que Jacinto prefiriera el amor de Apolo ,mientras los dos amantes jugaban a lanzar el disco, Céfiro con su poder del viento desvió el disco que logró alcanzar a Jacinto en la cabeza y matarlo.











Despues de esto Hades (dios del inframundo) reclama al joven pero Apolo no lo permite transformándolo en esta flor, el jacinto, que actualmente se utiliza en señal de luto.

En otras variaciones de este mito Céfiro tiene forma humana y en castigo Apolo lo convierte en viento para que no dañe a nadie más.

Espero que esta entrada sirva para que la gente sepa más acerca de uno de estos interesantes mitos.


A continuación os dejo aqui un entreacto lírico de Mozart hecho en latin sobre Apolo y Jacinto.






jueves, 27 de mayo de 2010

Psique y Eros (Ana Maria Sánchez Latín 4º)

Os voy a hablar sobre el mito de Psique y Eros. Psique era hija de un rey y tenia dos hermanas más, las tres hermanas eran muy hermosas pero la belleza de Psique era sobrehumana y tanta belleza les daba miedo a los hombres. Sus hermanas estaban casadas y su padre también quería casar a Psique así que decidió ir a consultar el oráculo y este le aconsejó que la vistiera de novia y la abandonara en una montaña donde un monstruo horrible iría buscarla. Sus padres estaban desolados pero decidieron hacerlo y la dejaron en la montaña. Estando Psique en aquel lugar sola de pronto vino una ráfaga de viento que la llevó por los aires hasta depositarla en un valle donde se quedó dormida, al despertar Psique se encontró en el jardín de un palacio que era entero de oro y mármol.
Psique observó dónde estaba, ella iba investigando las habitaciones y las puertas de aquel palacio se habrían a su paso. Dentro de aquel palacio Psique escuchaba voces que eran otras de las tantas esclavas a su servicio. Al atardecer Psique sintió una presencia y era su marido del que le había hablado el oráculo, ella no lo vio pero no le parecía tan monstruoso como se lo dijo el oráculo. Su marido no le dijo quien era pero le advirtió que no le viera porque sino perdería su amor para siempre. Psique durante el día estaba sola con las voces y por la noche su marido se reunía con ella. Un día Psique sentía añoranza por su familia y quería ir a visitarles ya que se familia creían que estaba muerta, le pidió permiso a su marido y tras suplicarle mucho este accedió. De nuevo el viento se la llevó a la cima de la montaña y de ahí fue hasta su casa, todo el mundo la recibió con gran alegría. Sus hermanas al verla tan feliz despertaron una gran envidia y se las ingeniaron para hacer confesar a Psique que nunca había visto a su marido, sus hermanas la convencieron para que se llevara una lámpara y que la encendiera cuando su marido estuviese dormido para observarle y saber quien era.
Psique cuando volvio a su casa hizo lo que sus hermanas le aconsejaron y vio que a su lado habia un adolescente muy hermoso y austada por lo que vio se le callo la lampara que sostenia se le callo una gota de aceite y quemo a su marido y este se desperto y se volvio un monstruo y huyo como le dijo a Psique que podia ocurrir. Tras esto Psique fue abandonada y se dedicó a deambular por el mundo, ningun dios queria acogerla, pero una diosa un dia la acogió, la torturó de mil maneras posibles y le impuso varias obligaciones. Mientras tanto Eros no podia olvidarla y la veia sufrir entonces volo hacia Psique que estaba sumergida en un sueño la despertó y subieron al olimpo a hablar con Zeus y Eros pidio que le dejara casarse con Psique que era mortal y Zeus accedió a lo que pidieron.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Plutón y Proserpina (Sara Muñoz Latín 4º)

En esta entrada os voy a hablar del mito de Plutón, hijo de Saturno y dios del inframundo y Proserpina, hija de Ceres y Jupiter.

Proserpina era una hermosa joven, risueña y feliz, que correteaba por los trigales junto a su madre.
Pero Proserpina, un día que estaba en Sicilia, jugando con las ninfas, fue deseada por Plutón. De repente Plutón surgio de los inframundos, con cuatro caballos negros y la raptó, para llevarla con el, casarse con ella y vivir junto a ella en el inframundo, del que era gobernante.
Plutón también era tio de Proserpina, pues Ceres y Jupiter eran sus hermanos. Después del rapto (como muestra el cuadro que tenemos a continuación) y de haberse casado con ella, logicamente Proserpina se convirtio en Reina de los infiernos.

La madre de esta, se volvio loca buscándola por todos los lugares del mundo, muy apenada por no encontrar a su hija, Ceres detuvo el crecimiento de las frutas y verduras, además no quiso volver al Olimpo y empezó a vagar por la tierra, convirtiendo en desierto todo lo que había por donde pasaba.
Ceres, se enteró de dónde estaba su hija y sin pensárselo dos veces, descendió a los infiernos a hablar con su hermano.
- "Desgraciadamente, hermana mia, - le dijo Plutón - tu hija no puede volver porque no a guardado ayuno, y ya sabes que el que come en las mansiones de aqui abajo no puede regresar al mundo de los vivos".
Ceres, enfadada, no quiso creer las palabras de su hermano Plutón y le dijo que si no se lleva a su hija consigo no se iría. Para dar creebilidad a sus palabras, Plutón llamó a Ascálafo, hijo de la ninfa Éstige, quien dijo haber visto a Proserpina comer un grano de granada con sus propios ojos.
Inmediatamente, Ceres, lo convirtió en una lechuza. Ceres, suplicaba a su hermano que al menos la dejara ver a su hija, pero el no quiso. Tuvo que regresar a la Tierra, donde lloraba amargamente, además se retiró a un lugar aislado y se sumió en una profunda tristeza.
Al cabo de un tiempo, los hombres suplicaban ayuda a Júpiter, pues la tierra se había quedado estéril y sin frutos. Júpiter asi comprendió que su mujer Ceres, había dejado a la tierra en invierno constantemente y para quitar la tristeza de su mujer, le pidio a su hermano que la devolviera a su hija.
Plutón dijo que eso era imposible, por lo mismo que antes le había explicado a Ceres. Entonces Jupiter hizo un trato con el, la mitad del año la pasaria con el, en los mundo subterraneos y la otra mitad con su madre.
A partir de entonces, seis meses permaneceria triste e inactiva esperando que llegase el dia de abrazar a su hija y los seis restantes se llenaria de felicidad y transmitiria su júbilo a la naturaleza, pero cuando llegaba el día de volver a los mundos subterraneos, los árboles empezaban a llorar hojas y el paisaje se vestia de colores melancolicos.

Con este mito se explica el cambio de las estaciones, cuando Ceres, esta con su hija, esta feliz y da frutos, y cuando esta, se tiene que ir a los inframundos, se pone triste, todo se tiñe de colores oscuros y la tierra no da cosecha.



Esta última imagen es una escultura de Bernini.