martes, 7 de diciembre de 2010

IN OLOREM CONVERSUS

Copia de Leonardo da Vinci
Para repasar los textos de Higino os propuse un recorrido en el que a sus palabras le acompañaban imágenes de los mitos que nos contaba. A todas nos impresionó de manera especial el cuadro escogido para acompañar el mito de Júpiter y Némesis. En efecto, Higino recoge la versión según la cual Júpiter, queriendo burlar el rechazo de Némesis, se transformó en cisne (in olorem conversus) y se  refugió en el regazo de la joven, consiguiendo de esa manera su propósito. Según esta versión, de esta unión nació un huevo ( ovum procreavit) que más tarde incubaría Leda y del que nacería Helena. Pero el mismo Higino apunta la versión más conocida: Alii autem cum Leda Iovem concubuisse in olorem conversum dixerunt. Y como Leda yació esa misma noche con su esposo Tindáreo, pasado el tiempo, de ella nacieron dos huevos y de cada huevo, dos gemelos: Pólux y Helena, hijos de Júpiter, y Cástor y Clitemnestra, hijos del esposo mortal. Aquí vemos a la "feliz familia" pintada por Leonardo Da Vinci, pero es sólo una estupenda copia, pues el original desapareció, como ¡oh casualidad, oh fatalidad!, le ocurrió a nuestro cuadro. La realidad es que la imagen de la joven desnuda dejándose seducir por un cisne blanco ha sido reproducida por innumerables artistas, pintores o escultores, desde la antigüedad hasta nuestros días. También ha sido inspiración para poetas: aquí queda el que escribió el irlandés W.B. Yeats:
Una ráfaga súbita: las magnas alas desplegadas
sobre la doncella vacilante, los muslos acariciados
por las negras palmas, en el cuello el pico preso;
indefensa y sujeta pecho contra pecho.
¿Cómo pueden esos frágiles dedos aterrados
defender los mansos muslos de la gloria alada?
Y ante ese blanco torrente, un cuerpo así tendido,
¿qué hace salvo sentir el palpitar desconocido?
Un espasmo en la entrepierna concibe
el muro caído, el techo y la torre ardiendo,
a Agamenón y su muerte.
Tan impotente,
tan rendida ante el brutal hijo del aire,
¿unió ella al recibirlos el saber y el poder
antes de que el indiferente pico la dejara caer?
No es el momento para ponernos exhaustivos, sólo os dejo un par de ejemplos: un relieve griego del siglo II a.C., en el que, al parecer, se inspiró Yeats, y la obra simbolista del francés Gustav Moreau, del siglo XIX.



Pero volvamos al nuestro, a nuestra Leda, a la Leda de Miguel Ángel, o mejor, a la copia de la Leda de Miguel Ángel. En efecto, también esta obra se perdió, parece que en una hoguera en la corte francesa del siglo XVII. Pero antes muchos otros artistas tuvieron ocasión de admirarla e imitarla, como parece el caso de Francesco Brina, italiano del s:XVI, a quien se atribuye nuestra joyita.

Leda y el cisne. National Gallery (Londres)

Pero no es esta magnífica copia lo único que nos queda de la obra de Miguel Ángel: tenemos un estudio para  la cabeza de Leda:


Y en alguna de sus esculturas se hace evidente el mismo cuerpo desnudo, en idéntica posición, aunque utilizado para otro motivo diferente, como la escultura que representa la Noche, realizada para la tumba del hermano de Lorenzo el Magnífico, y que hoy podemos ver en las Capillas Mediceas en Florencia


En muchas de las representaciones del mito prima el aspecto sensual y carnal de la historia. Pero el cisne es un animal cargado de simbolismo en numerosas culturas, desde la India a Siberia, símbolo de luz, pureza e iniciación, y en la antigua Grecia, de la fuerza procreadora masculina. Incluso el arte cristiano retomó este motivo amoroso para representar la bajada del Espíritu Santo sobre la Virgen María: en la puerta de la basílica de San Pedro están esculpidos Leda y el Cisne. El cuadro de Moreau, sin duda, puede leerse desde esta perspectiva.
Para terminar, os propongo leer el final del texto de Higino, el catasterismo propiamente dicho: Ipse autem avolavit, et quod ab hominibus alte volans caelo videbatur, inter sidera dictus est esse constitutus. Así se explica el origen de la constelación de Cygnus, también conocida como la Cruz del Norte, que atraviesa la Vía Láctea.
Como veis, una vez más los textos nos abren inesperadas puertas que siempre merece la pena traspasar.

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