sábado, 16 de abril de 2011

LA TIERRA BAJO LAS AGUAS (Lara Blanco Latín I)

En esta entrada vamos a hablar de un episodio de la mitología griega que se asemeja a un episodio del Génesis: el Diluvio Universal ,y que vamos a traducir en clase, y veremos qué semejanzas y diferencias hay entre las dos narraciones .

Cuenta el Génesis que tiempo después de Adán y Eva había en la tierra muchos hombres y mujeres. Pero parecía que se habían olvidado de Dios: se portaban mal y se peleaban entre ellos. Viendo que eran malvados, envidiosos y egoístas, Dios se arrepintió de haber creado al hombre porque se había hecho malo.

Entonces, Dios decidió inundar la tierra para hacer desaparecer a los hombres y a las mujeres;  algo parecido a  lo que van a explicar los griegos a partir del mito de Prometeo del descubrimiento del fuego y lo que esto va a conllevar. Iba a hacer que lloviera tanto que los mares, los lagos y los ríos se desbordarían cubriendo de agua toda la tierra : el Diluvio Universal.  Pero Dios sabía que había un hombre bueno que merecía salvarse. Este era bueno y generoso y siempre había guardado a Dios en su corazón. Este hombre se llamaba Noé. Dios mandó construir un enorme barco, un arca, para refugiarse en él con toda su familia, y con una pareja, un macho y una hembra, de todas las especies de animales. Noé hizo lo ordenado, metió la pareja de cada especie sin que se le olvidara ninguna y luego entró con su mujer, con sus hijos y con las mujeres de sus hijos. Siete días después, una lluvia torrencial empezó a caer sobre la tierra. El arca de Noé comenzó a flotar mientras el agua subía y subía y la tierra iba desapareciendo. Finalmente después de 40 días y 40 noches la lluvia cesó. Noé dio gracias a Dios y Dios hizo una promesa:  jamás destruiría a los hombres a pesar de que se portaran mal los unos con los otros.

Por último para volver a poblar la tierra los hijos de Noé tuvieron muchos hijos y estos a su vez más y de esta forma la tierra se llenó de miles de mujeres y de hombres.

A continuación os voy a mostrar una imagen del diluvio universal, que se encuentra en la Capilla Sixtina donde hemos estado en nuestro viaje a Roma.


Esta obra fue el primer episodio que Miguel Ángel pintó al fresco, entre diciembre de 1508 y enero de 1509 en el techo de la capilla Sixtina. Al fondo, en el centro, el arca está representada como una casa; delante de ella se hunde una barca por el peso excesivo; a la derecha, en un islote, bajo un tienda, la multitud de los egoístas que impiden a los otros el acceso a la tierra firme contrasta con el anciano que trata de revivir a uno que está medio muerto. A la izquierda., la multitud de los generosos, destacan los amantes abrazados para morir juntos; la madre con los hijos aterrados; el desnudo con ojos centelleantes que carga a su mujer sobre los hombros.

Y ahora vamos a ver cómo cuentan los griegos este mismo episodio siendo también un castigo por una divinidad.

Cuenta la mitología griega la historia de un gran diluvio producido por Poseidón, quien por orden de Zeus había decidido poner fin a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo.Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos supervivientes, puesto que estos fueron avisados por Prometeo de que Zeus iba a castigar a la humanidad . Prometeo le dijo a su hijo Deucalión que construyese un arca para él y su esposa y en la que estuvieron flotando hasta llegar a las montañas de Tesalia.
Al terminar el diluvio (que duró 9 días y 9 noches), y una vez que se secó la tierra y las aguas retrocedieron al mar, el arca de Deucalión se posó sobre el monte Parnaso, en donde estaba el oráculo de Temis. Deucalión y Pirra entraron en el templo para que el oráculo les dijera qué debían hacer para volver a poblar la Tierra, y la diosa sólo les dijo: «Vuélvanse hacia atrás y arrojen los huesos de su madre.» Deucalión y su mujer adivinaron que el oráculo se refería a las rocas, puesto que su madre era Gea. De esa forma, las piedras arrojadas por Deucalión se convirtieron en hombres, y las arrojadas por Pirra en ninfas o diosas menores, porque aún no se había creado a la mujer.

A continuación os muestro una imagen en la que se puede apreciar como Deucalión y Pirra están tirando las piedras con el objetivo de poblar la tierra.



Conclusión: estos dos relatos nos hablan del mismo hecho:  un  diluvio universal enviado a la tierra por una divinidad para castigar a la raza humana. En la biblia el castigo es provocado por Dios, mientras que los griegos lo explican mediante un castigo de Zeus (padre de todos los dioses y hombres), teniendo en cuenta que la cultura griega es politeísta y que por lo tanto no hay un solo dios como en la biblia. También podemos ver diferencias a la hora de la repoblación que en la biblia es mediante la reproducción y en la mitología griega mediante el arrojamiento de las rocas y por ultimo en la duración del castigo, que es más largo por parte de la biblia.

domingo, 3 de abril de 2011

LAS LATOMÍAS DE SIRACUSA

    Acabamos de empezar a traducir fragmentos del último discurso que Cicerón escribió contra Verres, ya sabéis, ese cruel, soberbio y corrupto al que Roma envió como propretor a la provincia de Sicilia en el año 73 a. C. . Durante su gobierno en la isla cometió innumerables atrocidades: ahogó con sus abusivos impuestos a la población, saqueó templos y casas privadas para apropiarse de las obras de arte, extorsionó sistemáticamente a los terratenientes, y condenó y ajustició a ciudadanos romanos. Precisamente es de este último crimen del que tratan nuestros fragmentos.
   El protagonista es  Publio Gavio, del que nos cuentan que consiguió escapar de las "latomías" de Siracusa, donde Verres le había encarcelado  junto con otros ciudadanos romanos,  y se presentó en Mesina con la intención de denunciar la situación. Avanzando en la traducción conoceremos su triste final.
     Pero ¿qué eran estas latomías, las lautumiae? En el diccionario encontramos el significado de "canteras", y es esa precisamente la etimología de la palabra: del griego arcaico λαας "piedra"  y τομη, "corte, abertura". Estas latomías parece que ya se excavaban en el s.V a. C.: la roca caliza que extraían de ellas se utilizó para la construccción de los templos, murallas y otros edificios de Siracusa. Pero no sólo se utilizaron  como canteras, sino también como prisión. El mismo Cicerón, unas líneas más arriba del fragmento que traducimos, las describe así:

"Todos vosotros habéis oído hablar, y la mayoría conocéis directamente, las Latomías de Siracusa. Obra grandiosa, magnífica, de reyes y tiranos, excavada íntegramente en la roca por obra de muchos operarios, hasta una extraordinaria profundidad. No existe ni se puede imaginar nada tan cerrado por todas partes y seguro contra cualquier tentativa de evasión. Si se solicita un lugar público de encarcelamiento, se ordena conducir a los prisioneros a estas Latomías, desde las otras ciudades de Sicilia." In Verrem II, 5, 68



    En efecto, aunque actualmente aparecen a cielo abierto, como podéis ver en las imágenes, en la antigüedad eran lugares cerrados, oscuros y húmedos, donde, por ejemplo,  tras la batalla de Atenas y Siracusa (un episodio de la Guerra del Peloponeso) fueron encarcelados miles de atenienses. El mismo lugar en el que Verres encarceló a numerosos ciudadanos romanos. Así lo cuenta Cicerón:

   Carcer ille qui est a crudelissimo tyranno Dionysio factus Syracusis, quae lautumiae vocantur, in istius imperio domicilium civium Romanorum fuit.    In Verrem II, 5, 143

  Y ese cruel tirano que menciona nuestro autor, Dioniso I, que gobernó Siracusa en los primeros años del s. IV a.C.  presta su nombre a una de las más conocidas de estas cavidades: "la oreja de Dioniso", así llamada por el genial Caravaggio, el pintor barroco cuyas obras admirábamos en Roma no hace tanto y que pasó unos meses de 1608 en esta ciudad de Sicilia . Viendo las imágenes entendemos por qué ¿no?

Sí, se asemeja bastante a una oreja de burro (¿no os recuerda a las asininae aures con que el indignado Apolo castigó a Midas?).  El tirano utilizó esta cueva  para encerrar a los que se atrevieron a oponerse a su gobierno: dicen que la excepcional acústica del lugar le permitía escuchar los planes y secretos de sus prisioneros.
  Fuera como fuese, de este siniestro lugar, hoy reclamo turístico de la espléndida Siracusa, consiguió escapar nuestro Gavio, a quien, ante la crueldad de Verres, de poco le valió ser civis romanus.